El constructivismo ruso, surgido en 1914 y consolidado tras la revolución de octubre de 1917, es un movimiento artístico que busca la funcionalidad y la abstracción a través de formas geométricas, influenciado por corrientes como el futurismo y el cubismo. Este movimiento se vio influenciado por un contexto histórico de conflictos y revoluciones, y promovió la integración del arte en las necesidades sociales, ejemplificado por figuras como Vladimir Tatlin y El Lissitzky. A pesar de sus limitaciones materiales, el constructivismo ha dejado una huella duradera en el arte contemporáneo, reviviendo sus conceptos en diseños actuales.
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