La crisis financiera mundial de 2007-2008 se originó debido a una burbuja especulativa en el mercado hipotecario estadounidense, que estalló en 2007 e inició la caída de los bancos. Esto llevó a una crisis de liquidez en los mercados financieros globales en 2008 y una recesión económica mundial. La crisis reveló problemas subyacentes como la financiarización excesiva de la economía y la tendencia decreciente de la tasa de beneficio del capital a nivel mundial.