El documento habla sobre la necesidad de un abogado que nos defienda ante Dios en el juicio final. Nuestro abogado Jesús no sólo defiende a los culpables, sino que es el único intermediario entre Dios y los hombres. El versículo de 1 Juan 2:1 dice que si pecamos tenemos un abogado en Jesucristo el justo que intercederá por nosotros ante el Padre.