La Declaración Atlántica reconoce que los cambios globales causados por el ser humano, como el cambio climático, están afectando los sistemas naturales y humanos a un ritmo acelerado. Propone que las reservas de biosfera se utilicen como observatorios para monitorear los impactos del cambio global y promueven la sostenibilidad energética, la cooperación entre ciudades, y el establecimiento de áreas marinas protegidas.