La democracia participativa se define como un modelo político en el que los ciudadanos tienen mayor influencia y participan más en la toma de decisiones públicas. Aprovecha las experiencias de todos para promover la legitimidad, desarrollar nuevas capacidades y mejorar la calidad de vida. Ofrece ventajas como permitir que las medidas políticas tengan una dimensión más humana y justa, además de dar a individuos y comunidades la oportunidad de expresar libremente sus ideas.