El estado de Coahuila, bajo la administración de Humberto Moreira, experimentó un aumento explosivo en su deuda, que pasó de 323 mdp en 2005 a más de 36,675 mdp en 2011, ocultando significativas irregularidades y deudas a corto plazo. A pesar de la promesa de inversión productiva, la deuda se utilizó para gastos corrientes, y los coahuilenses enfrentan un elevado endeudamiento per cápita, obligándolos a pagar altos impuestos y enfrentar un alto desempleo. Las autoridades están bajo investigación por posibles fraudes relacionados con la obtención de créditos y la falta de transparencia en la administración de recursos.