El documento aborda las enseñanzas de Jesús sobre el matrimonio y el divorcio, enfatizando que Dios une a los cónyuges de manera espiritual y legal. Se menciona que el divorcio no es mandado, aunque se permite en casos de fornicación, y el perdón de los pecados de adulterio es posible si hay arrepentimiento y confesión. La conclusión subraya la importancia del pacto matrimonial y la necesidad de considerar este compromiso antes de decidir repudiar a un cónyuge.