Este decreto legislativo fortalece el Sistema Penitenciario Nacional y el Instituto Nacional Penitenciario (INPE) al establecer un nuevo marco normativo. Declara en emergencia el sistema penitenciario y faculta al INPE para reestructurar su organización, infraestructura y administración. Define objetivos como asegurar la articulación entre entidades estatales para el cumplimiento de la política penitenciaria, promover la participación del sector privado en la resocialización de reclusos, y fortalecer al INPE como ente rector del sistema