Jesús les advierte a la gente sobre los peligros de la codicia y la avaricia. Les cuenta la parábola de un hombre rico que planea acumular más riquezas para sí mismo aunque va a morir pronto, sin darse cuenta de que no podrá llevarse sus bienes materiales con él después de la muerte. San Pablo también advierte sobre el peligro de adorar el dinero en lugar de a Dios.