El documento discute el uso de la química forense en las novelas de misterio de autores como Edgar Allan Poe y Arthur Conan Doyle. Explica cómo estos autores usaron aspectos científicos como análisis de venenos, huellas dactilares y manchas de sangre para resolver crímenes. También describe varios métodos de detección química que se usaban en el siglo XIX como pruebas de arsénico, revelado de huellas dactilares y reacciones para identificar la hemoglobina.