Este documento discute la relación entre la ciencia y la cultura. Argumenta que la ciencia debería someterse a una función crítica como lo hacen las artes, para evaluar su validez, orientación y sentido. También sugiere que la ciencia puede provocar una experiencia estética al despertar la curiosidad sobre fenómenos imposibles de ver. Finalmente, propone que la crítica de la ciencia debería abordar no solo su valor cultural o político, sino también su potencial valor estético.