Este cuento trata sobre dos hermanos llamados Tutti i Frutti que siempre estaban hambrientos pero nunca había dulces en su casa. Un día decidieron robar uno de los pasteles que su vecino Don Ette dejaba en la ventana para enfriar, pero fueron atrapados. Don Ette escuchó ruidos en su jardín y llamó a su perro Etsaquí, a quien Tutti i Frutti contestó pensando que lo llamaba su hermano Frutti. Sorprendido de que su perro hablara, Don Ette fue a avisar