Las competencias disciplinares básicas se organizan en cuatro campos amplios (matemáticas, ciencias experimentales, ciencias sociales y comunicación) y se enfocan en capacidades complejas donde los estudiantes integran diferentes saberes de manera holística. Estas competencias no están basadas en contenidos específicos, sino que se pueden desarrollar a través de diferentes enfoques educativos y estructuras curriculares. Su propósito es definir aprendizajes globales y transferibles que los estudiantes puedan aplicar en diversos contextos.