El documento argumenta que la evaluación actual en la escuela se centra demasiado en la memorización y la comprensión individual en lugar de fomentar la resolución de problemas, la innovación y la colaboración. Propone que la evaluación debe evolucionar hacia un enfoque más social, participativo y centrado en competencias que aproveche las herramientas digitales para evaluar la capacidad de los estudiantes de seleccionar, organizar e implementar información para resolver problemas reales.