El impresionismo surgió a mediados del siglo XIX en París. Rechazaba la perspectiva y anatomía tradicionales en favor de capturar la claridad, transparencia y luminosidad de la naturaleza tal como se percibe. Los impresionistas como Monet y Sisley estudiaban los cambios en la luz y sombras y usaban colores puros para representar sensaciones. El expresionismo alemán del siglo XX se enfocaba en la subjetividad y expresión de emociones a través de formas retorcidas y dramáticas