El documento discute la relación entre la ciencia, la tecnología y la educación. Explica que la ciencia y la tecnología son fundamentales para la vida del hombre y deben ser valoradas junto con la ciencia del espíritu. También destaca que la universidad debe asumir la responsabilidad de mediar entre los nuevos contenidos culturales y la tradición académica, siendo una fuente crítica para proyectar nuevos contenidos a la sociedad.