La evaluación de los aprendizajes es un proceso continuo que incluye tres tipos de evaluación: la evaluación diagnóstica al inicio para conocer el nivel de los estudiantes, la evaluación formativa durante el proceso para orientar y mejorar el aprendizaje, y la evaluación sumativa al final para calificar los logros de los estudiantes. La evaluación debe enfocarse en medir competencias más que conocimientos aislados y servir para retroalimentar tanto el proceso de enseñanza como de aprendizaje.