El G20 surgió en 1999 para responder a crisis financieras globales. Ahora incluye a más países importantes en la economía mundial como los BRICS y MINT. Aunque el G20 promueve el diálogo, la falta de una arquitectura institucional que anticipe y resuelva problemas como la desigualdad y el cambio climático limita su efectividad. Existen obstáculos para una nueva gobernanza global más justa, incluyendo la reticencia de nuevas potencias a asumir más responsabilidades y la dependencia de las economías actuales del statu quo