Eleazar, un sabio judío, criticó al rey Izates por no haberse circuncidado a pesar de estudiar la Torá. Eleazar le dijo que debía no solo estudiar los mandamientos sino también obedecerlos, y le exhortó a circuncidarse de inmediato. Izates aceptó el consejo y se circuncidó. Este relato muestra cómo los judíos del siglo I respondían al mensaje del judaísmo y presionaban a los gentiles a convertirse, algo con lo que Pablo tuvo que enfrentarse.