El documento analiza la identidad de género, diferenciando el sexo biológico de los roles de género socialmente construidos, y aborda la complejidad de la orientación sexual. Se presenta evidencia creciente de que la identidad de género puede tener una base biológica, desafiando la percepción de que es completamente aprendida, con implicaciones para la atención médica de personas transgénero. Además, se destaca que un porcentaje significativo de personas experimenta disforia de género, lo que subraya la necesidad de un enfoque médico más comprensivo y respetuoso.