El documento define la Internet de las Cosas como la interconexión digital de objetos cotidianos con Internet, conectando Internet más con objetos que con personas. Cualquier objeto natural o artificial puede ser parte de la Internet de las Cosas si se le asigna una dirección IP y la capacidad de transferir datos a través de una red. Esto permitiría que los objetos se identifiquen y gestionen de forma autónoma, recopilando y compartiendo datos sin intervención humana para mejorar la eficiencia y reducir costos.