Héctor vivía solo en un apartamento junto a una iglesia. Un día de Navidad, salió a dar un paseo y se sorprendió al ver que las calles estaban vacías y sin decoraciones navideñas. Un niño vestido de negro le apuntó con una pistola y le exigió su casa o dispararía. Más tarde, el fantasma del niño visitó a Héctor en su casa y le exigió de nuevo su casa antes de matarlo de un disparo. Desde entonces, nadie supo nada de Héctor, el niño o la ciudad,