La filosofía se ocupa de tres preguntas fundamentales: ¿qué puedo conocer?, ¿cómo debo actuar? y ¿qué me cabe esperar? Kant argumenta que la metafísica cae en contradicciones al usar mal los juicios sintéticos a priori, pero que la ética se basa en imperativos categóricos que nos permiten actuar de forma autónoma según una máxima que podamos querer como ley universal.