Los alimentos proporcionan la energía necesaria para que el cuerpo funcione correctamente y están compuestos de proteínas, lípidos, hidratos de carbono, vitaminas y minerales. Estos nutrientes cumplen funciones como conservar los tejidos, asegurar el crecimiento y proporcionar energía. Además, el agua es esencial para regular la temperatura corporal, mantener el volumen sanguíneo y permitir que los órganos funcionen.