La celda de combustible es un dispositivo que convierte hidrógeno y oxígeno en electricidad mediante un proceso electroquímico limpio y eficiente. Se desarrolló por primera vez en 1839, pero no fue hasta 1960 que despertó interés para su uso práctico. Actualmente se usa en algunos vehículos, aunque problemas como el almacenamiento y distribución del hidrógeno han impedido su uso generalizado.