Este documento discute el papel de la religión en la sociedad y cómo los ministros voluntarios pueden ayudar a contrarrestar la decadencia moral. Argumenta que cuando la religión deja de influir en una sociedad, el estado asume la carga de la moral pública a través del castigo y la policía, lo que no es efectivo a largo plazo. Los ministros voluntarios pueden ayudar a restaurar los valores espirituales y éticos en las personas y así mejorar la sociedad.