Hachiko acompañaba a su dueño Parker a la estación de tren cada mañana. Un día, Parker olvidó unos documentos importantes y tuvo que regresar a casa por ellos. Hachiko corrió rápidamente a la casa y regresó con los documentos en su boca. Más tarde, el veterinario dijo que Hachiko, un perro viejo, no debería haber corrido tanto y que le quedaban pocas horas de vida. A la mañana siguiente, la familia descubrió que Hachiko había muerto después de cavar un hoyo débilmente durante toda la noche