Una llamada al sistema permite que un proceso solicite un servicio al sistema operativo, como obtener la fecha y hora, escribir datos en un dispositivo de salida, o leer datos de un dispositivo de entrada. Cuando se invoca una llamada al sistema, la ejecución del programa se interrumpe temporalmente y el control se transfiere al núcleo del sistema operativo, el cual gestiona el recurso solicitado antes de devolver el control al programa.