Para comprender lo que Dios quiso comunicarnos a través de la Biblia, el intérprete debe investigar con atención la intención de los autores sagrados, el género literario, la época histórica y cultural, y leer el texto con el mismo Espíritu con que fue escrito, considerando también la Tradición de la Iglesia. Esto requiere un análisis en tres niveles: literario, histórico y teológico.