Dewey creía que la educación debía basarse en la experiencia del estudiante y en su progreso determinado por sus propios intereses y actitudes. La escuela no es solo para preparar para la vida, sino que debe ser la vida misma, donde los estudiantes experimentan y construyen su moral socialmente. La vida social es la base del desarrollo educativo porque los estudiantes adquieren el concepto de esfuerzo y su pleno desarrollo a través de ella.