Este documento propone una nueva forma de hacer política basada en las emociones y la neurociencia. Sugieren que los políticos deben conectar con las personas a nivel emocional usando la comunicación no verbal como la sonrisa y el lenguaje del cuerpo. También recomiendan que los políticos entiendan mejor el cerebro humano y cómo funcionan las emociones, creencias y preferencias para contar historias y transmitir ideas de manera más efectiva. Finalmente, la política debe centrarse más en lo que viven y sienten las personas en su vida
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