El documento propone nuevos enfoques para la comunicación política basados en las emociones, las palabras, el relato y la neurociencia. Aboga por una política que emocione y pase a primer plano conceptos como la pasión, la sonrisa, la percepción estética y el combate cultural. También recomienda centrarse en las ideas, el lenguaje y la reflexión meditada más que en la ideología.