Los observatorios astronómicos han existido desde la antigüedad cuando los egipcios los utilizaban con fines astronómicos o religiosos. Con el tiempo se desarrollaron los primeros telescopios refractores y reflectores que permitieron ampliar las imágenes de los cuerpos celestes. En la actualidad existen grandes observatorios en América Latina como en Chile y Argentina que cuentan con potentes telescopios terrestres y radiotelescopios para estudiar el universo.