La oratoria era una habilidad fundamental en la sociedad romana, necesaria para participar en política y la vida pública. Los romanos aprendieron técnicas de oratoria de las escuelas griegas de retórica, donde entrenaban habilidades como encontrar y organizar argumentos. Cicerón fue el orador romano más grande, dominando tanto la teoría como la práctica de la oratoria y dejando numerosos discursos que ilustran sus habilidades forenses y políticas.