El documento aboga por un modelo de sanidad más sostenible y participativo, enfatizando la corresponsabilidad de los ciudadanos en su salud y en la mejora del sistema sociosanitario. Propone la necesidad de empoderar a los pacientes mediante la autoorganización, el uso de tecnologías accesibles y la colaboración entre profesionales y ciudadanía. Se sugiere que la transformación hacia un modelo de salud 2.0 debe ser centrada en las necesidades ciudadanas y fomentar la innovación social.