El Paleocristiano abarca desde el siglo I dC. hasta la caída del Imperio Romano en el siglo V dC. y se divide en dos fases: la Iglesia perseguida hasta el Edicto de Milán de 313 dC. y la posterior construcción de basílicas y otros edificios. El arte paleocristiano se caracteriza por priorizar el significado sobre la forma realista, usando colores planos, líneas gruesas y temas simbólicos y bíblicos representados de forma esquemática.