La dependencia del alcohol es un problema serio que afecta la salud y la libertad de la persona. Puede considerarse una enfermedad porque afecta el equilibrio personal y requiere tratamiento para recuperarse. No es una enfermedad común que se pueda curar con medicamentos, pero tampoco es necesario beber todos los días para ser alcohólico. Los síntomas físicos y psicológicos pueden indicar abuso del alcohol. La familia puede ejercer presión positiva para que la persona se ponga en tratamiento.