La celebración de la Navidad el 25 de diciembre se originó en la necesidad teológica de conmemorar la natividad de Jesús, alineando su nacimiento con su concepción y muerte. La estrella de Belén, que guió a los magos, se explica por conjunciones planetarias y no como una supernova, mientras que la figura de Santa Claus proviene de San Nicolás, transformada por la cultura popular. Los regalos navideños simbolizan la respuesta de amor hacia el regalo de la vida dado por Dios con el nacimiento de Jesús.