El documento aborda la participación juvenil en procesos de incidencia pública en educación en América Latina y su evolución en un contexto histórico y sociocultural cambiante. Destaca la importancia de la educación como derecho y la movilización estudiantil como motor de transformación social, así como la necesidad de construir alianzas para asegurar el acceso, permanencia y calidad educativa. Se enfatiza que los jóvenes son interlocutores legítimos en la búsqueda de reformas educativas que respondan a sus necesidades y derechos.