El trabajo en equipo y el aprendizaje colaborativo se benefician de la socialización y la incorporación de nuevas tecnologías, que transforman la dinámica de colaboración. La cooperación implica la división de tareas y la resolución individual, mientras que la colaboración requiere un interrelacionamiento más profundo entre los miembros del equipo. En el aprendizaje colaborativo, los roles son fluidos y deben ser gestionados eficazmente mediante una planificación adecuada de actividades y metas.