La prueba de chispa se utiliza para clasificar materiales ferrosos, observando las chispas emitidas al aplicar un trozo de metal a una muela. Las características de las chispas ayudan a identificar la composición del material, y se pueden emplear métodos automáticos para mejorar la precisión de la clasificación. Además, la prueba permite distinguir entre diferentes tipos de acero basándose en el color y la forma de las chispas generadas.