Los pueblos aborígenes chilenos presentaban gran diversidad cultural y se adaptaron a las diferentes zonas ecológicas del territorio. Desarrollaron economías basadas en la agricultura, la pesca, la recolección y la caza, utilizando distintas tecnologías. Algunos como los diaguitas, atacameños y mapuches alcanzaron un alto desarrollo. La llegada de los españoles afectó profundamente a estas culturas prehispánicas.