El documento analiza las teorías de Ronald Dworkin sobre la interpretación del derecho y los casos difíciles, criticando el positivismo jurídico de Hart por no considerar principios y valores en la interpretación. Dworkin postula que los jueces deben descubrir los derechos de las partes en litigio, argumentando que esto va más allá de una mera aplicación de normas, y que hay un componente moral y político en la decisión judicial. A través del ejemplo del juez Hércules, Dworkin ilustra su teoría de la integridad del derecho, enfatizando la necesidad de una interpretación coherente que considere el contexto político y los derechos individuales.