Los sistemas autónomos (AS) permiten dividir la red global en subredes más pequeñas y manejables, cada una con su propio conjunto de reglas y un identificador numérico único de 16 bits. Los protocolos de enrutamiento como BGP se utilizan para interconectar diferentes sistemas autónomos y aislarlos, mientras que protocolos internos como RIP y OSPF operan dentro de cada sistema autónomo.