Las empresas deben clasificar a sus clientes en actuales y potenciales, y dentro de estas categorías, crear subgrupos basados en características como frecuencia y volumen de compra, así como en su nivel de satisfacción e influencia. La atención al cliente debe ser personalizada para satisfacer las expectativas de cada tipo, como los clientes dominantes o indecisos. Además, se identifican diferentes perfiles de clientes en contact centers, como el cliente polémico o el cliente sabelotodo.