La animación ha existido durante miles de años, desde las pinturas rupestres que mostraban el movimiento hasta los avances tecnológicos modernos como el cine y la televisión. La animación en la escuela puede ser una herramienta poderosa para enriquecer el aprendizaje y el desarrollo de los niños a través de actividades prácticas como la creación de historias animadas, juegos con objetos en movimiento, y la exploración de conceptos como la secuencia y la narrativa.