El documento argumenta que una educación del siglo XXI debe promover habilidades como el manejo de información y tecnologías, así como habilidades para la vida y el trabajo. Señala que los docentes deben ser innovadores y tener competencias en estas áreas para guiar a los estudiantes. La UNESCO estableció normas para que los docentes usen las TIC para mejorar la educación en tres áreas: nociones básicas de tecnología, profundización de conocimientos y creación de conocimientos.