Los documentos describen el desarrollo de las proto-ciudades en la Edad de Hierro, incluyendo el crecimiento de la población, la agricultura, la organización política y tributaria, la especialización del trabajo, y el comercio a distancia. También se desarrolló la astronomía, los medios de transporte, y grupos sociales distribuidos entre religiosos, militares y civiles. Los asentamientos se fortificaron y adoptaron modelos mediterráneos de murallas y torres para protegerse.