Los astros parecen estar fijos en la bóveda celeste, que está sobre el horizonte donde está parado el observador. Para especificar la posición de un astro, los astrónomos lo proyectan en la bóveda celeste. La separación entre astros se mide mejor usando un transportador para medir ángulos, en lugar de una regla, porque las medidas angulares no cambian con la distancia del observador.