La transición española a la democracia se produjo de forma relativamente rápida tras la muerte de Franco en 1975, aunque inicialmente se mantuvieron las instituciones franquistas. Juan Carlos I impulsó reformas que culminaron con la aprobación de la Ley para la Reforma Política en 1976, estableciendo las bases para elecciones democráticas. La oposición, inicialmente desconfiada, acabó apoyando el proceso de transición ante la falta de alternativas. Las primeras elecciones democráticas desde 1936 se celebraron en junio de 1977.